Habitaba en el una princesa de mentirijilla, cuyo reinado sólo duró hasta las medias noches de tres días consecutivos.
Esta es la historia de una princesa un poco peculiar. Nunca tuvo hada madrina, así que tuvo que aprender a animarse por si sola, a no esperar que nadie viniera a ayudarla y a concederse algún que otro capricho de vez en cuando. Le encantaban los cuentos de hadas, pero sabía que las hadas no necesitaban de cuentos. Odiaba a las princesas, los vestidos caros, rosas y pomposos, los bailes y las apariencias. No le gustaban las Bellas Durmientes que vivían en su propio sueño. Aborrecía a los príncipes azules, hubiera sido mucho más fácil si les hubiera crecido la nariz. Ignoraba a su Pepito Grillo, siempre que pudo ser feliz sin su ayuda lo aplastó bajo su bota.
Los zapatitos de cristal le parecían inútiles. Sabía que no se podía pisar fuerte con ellos, así que quien los llevaba no dejaba huella.Y es que la princesa no era en realidad sino un hada... sólo que no lo sabía. Bagaba por el mundo esperando que alguien la encontrara y descubriera su magia. Y creyó encontrarlo. Accedió a cambiar sus viejas botas rotas por los frágiles tacones durante su breve reinado. Aprendió a andar de puntillas y sin hacer ruido, a creer su propia mentira, a ser feliz aunque sólo fuese por tres días... Y olvidar el antes y el después.
Todos los cuentos tienen un final. Este no. La princesa perdió su zapatito, nunca nadie se lo devolverá. Quizá no sea un cuento. Pero tiene una moraleja.
El zapatito era en realidad una manzana envenenada, y la princesa de este anticuento lo sabía, y sólo dejó el corazón. A cambio aprendió que hay cosas a las que no vale la pena renunciar por un zapatito de cristal. Se quedó con sus viejas botas rotas, que, al menos, habían andado más caminos junto a ella.
Y colorin colorado... este cuento...
• Fin •
Todos los cuentos tienen un final. Este no. La princesa perdió su zapatito, nunca nadie se lo devolverá. Quizá no sea un cuento. Pero tiene una moraleja.
El zapatito era en realidad una manzana envenenada, y la princesa de este anticuento lo sabía, y sólo dejó el corazón. A cambio aprendió que hay cosas a las que no vale la pena renunciar por un zapatito de cristal. Se quedó con sus viejas botas rotas, que, al menos, habían andado más caminos junto a ella.
Y colorin colorado... este cuento...
• Fin •
4 comentarios:
curioso cuento, pero descuida, el cuento no acabo, el hada/princesa aun conserva sus botas para pisar sobre la tierra y caminar, y en algun lugar debe haber un niño kokiri sin un hada, es cuestion de tiempo que lo encuentres :P (esto es una frikada del zelda,xD esk link, el prota vaya, es el unico kokiri ke no tiene hada y tal :O)
Sí, thank you.
Duro tres días, los más felices de su vida, pero creo que no acabó así. Por que ella perseveró y se convirtió en una princesa, linda y bonita. Y se acostumbró a llevar sus zapatitos de cristal, pues todas las mentiras se convirtieron en verdad y se volvió como el restro de las princesitas en busca de su príncipe azul. ¿lo encontro? No se sabe, pero lo que si se sabe es que tuvo un hada madrina que le ayudó a tiras sus viejas botas y a avanzar a costa de todo lo demás.
¿Moraleja buena?¿O moraleja mala? quién sabe..
Creo que la princesa conservó sus botas y encontró lo que buscaba... de todo un poco.
Quién eres?
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